Nos encontramos en la bella isla de Mallorca. En una casita frente al mar vive la familia Martí.
El Sr. Martí es médico de vocación, se vuelca en su trabajo que es su pasión. Conoció a su mujer en el primer hospital donde trabajó. Ella es enfermera y entre su trabajo y sus hijos, le faltan horas en el día. Los niños Martí son muy buenos estudiantes y por las tardes van a clase de piano y de natación.
Como os podéis imaginar son una familia con muy poco tiempo y no dedican el poco tiempo libre que les queda en ir al mercado. Compran siempre por internet y sobre todo productos preparados y congelados.
Un día, estando la Sra. Martí navegando por internet para saber qué podían hacer el fin de semana con los niños, se encontró con una actividad al aire libre llamada Terragust. Consistía en recorrer un campo de agricultores y luego comer un menú elaborado con productos de la tierra. Le pareció tan buena idea que reservó para ir un sábado.
Cuando llegó el fin de semana que iban a ir a Terragust, la familia se vistió con ropa y calzado cómodo. Al llegar a la finca, les recibió un agricultor que les llevó entre las plantaciones de fruta y verdura, y les fue explicando cómo es el proceso de cultivo de alguna de las variedades, además, les dio a probar algunas frutas.
Los niños estaban maravillados descubriendo de donde viene el tomate o las ciruelas. Probando sabores que eran totalmente nuevos, incluso el verdadero sabor de los productos de kilómetro 0. Miraban a sus padres y les preguntaban por qué no tenían el mismo sabor que los que había en la nevera de su casa. En la bolsa que les habían dado al principio de la ruta, iban metiendo los productos que más les gustaba para llevarse a casa, pero la verdad es que no sabían muy bien qué elegir porque les apetecía probar de todo.
Una vez terminada la visita les llevaron a un lugar encantador para comer, se sentaron bajo una fresca sombra dada por los árboles. Bajo dichos viñedos, una larga mesa de madera vestida con una vajilla de barro y decorada con frutas y flores.
Degustaron el menú, preparado por el chef @biel_gourmet desde hacía tiempo no disfrutaban tanto comiendo, los sabores se mezclaban en sus paladares, los cinco platos les supieron a gloria.
Después de 5 horas en Terragust llegó el momento de volver a casa. En el camino de vuelta los niños iban comiendo las ciruelas, hablando y riendo. Al llegar a casa, mandaron a los niños a la ducha, mientras los señores Martí preparaban la cena, pero después del manjar que acababan de degustar, no había nada de su despensa ni nevera que les apeteciera. Todo les sabía a poco, nada se podía comparar con el sabor de los productos que habían probado. Decidieron que a partir de aquel día iban a ir a hacer la compra al mercado. Para ellos se habían acabado los productos precocinados y de supermercado, después de probar el sabor real de las cosas no querían volver a a comprar productos sin sabor.
A partir de ese día se concienciaron y compraron productos reales, de kilometro 0, y Terragust se volvió para ellos su primera recomendación, además de que decidieron volver en cuanto pudieran.